Se conoce como Buda Gautama, Siddharta Gautama, Sakiamuni o simplemente como Buda a un asceta y sabio del noroeste de la India antigua.
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Sobre las enseñanzas y filosofía de Buda se fundó la religión budista. Las fechas de su nacimiento y muerte son inciertas, ya que no existen registros fiables. Mucho de lo sabido respecto a él se inscribe en el mito y la tradición.
Es importante entender que el término “Buda” era una denominación común para los sabios e iluminados de la época. Siddharta Gautama no fue ni el primero ni el único Buda, aunque sí el más importante y el supremo. Tampoco es cierto que Buda sea el dios o la deidad adorada por la religión budista, sino su maestro fundador.
Significado de “Buda”
La palabra Buda proviene del sánscrito, y puede traducirse como “iluminado” o “despierto”. Es el título que se le otorga al primer despertar de una era o yuga en el hinduismo. Más que un nombre, esta palabra es un título, y en el caso de Buda Gautama se le atribuye a Siddharta Gautama luego de haber tenido las revelaciones que le permitieron iniciar su peregrinaje místico.
Nacimiento de Buda Gautama
Se asume que Siddharta Gautama nació o en Kapilavastu o en Lumbini, ambas en el actual Nepal, aunque también pudo ser en Kapilesvara, Orissa, Piprahva o Uttar Pradesh en la India actual. Existen numerosas versiones al respecto, por lo que no hay una fecha clara y definitiva. Usualmente se estima que nació entre los años 563 y 483 a. C.
Debe notarse que los antiguos hindúes, dada su creencia en un tiempo cíclico, no prestaban tanta atención a las cronologías, como a las filosofías. En ese sentido, la mayoría de las biografías de Buda hablan de él como una entidad trascendente, quien habría vivido numerosas encarnaciones, siendo una de ellas la de Siddharta Gautama.
Biografía de Buda Gautama
Siddharta nació en el seno de una familia noble y estuvo destinado desde niño a ser príncipe. Por eso su padre, el Rey Sudodana, hizo hasta lo imposible por ocultarle los padecimientos de la vida, por alejarlo de toda enfermedad, muerte o dolor.
A los 16 años Siddharta se casó con Yasodhāra, su prima, con quien tuvo un hijo, Rahula. Vivió en el lujo hasta los 29 años, cuando se produjeron los “cuatro encuentros” y la “gran renuncia”. El primer encuentro fue durante un paseo en que el príncipe logró atisbar a un hombre viejo, y preguntándole a su cochero al respecto, entendió que todas las personas envejecen.
Este descubrimiento intrigó al príncipe, quien ya sospechaba que había algo más en la vida que cosas materiales, y lo motivó a hacer otros tres recorridos. Así se topó con un hombre enfermo, un cadáver en descomposición y un asceta. Tras estas cuatro revelaciones, abandonó su palacio y se dedicó a una vida de renuncia y ascetismo.
Al principio, Siddharta mendigó por las calles, y se empeñó en conseguir el camino hacia la iluminación, practicando el yoga con los anacoretas. Fue alumno del maestro Udaka Ramaputta, e incursionó en distintos caminos hacia la iluminación.
Comenzó por la renuncia a todo bien material y la mortificación física del cuerpo, por lo que estuvo tan débil que casi muere ahogado una vez que fue a lavarse en el río. Fue allí que entendió que su camino era el de un punto medio entre el ascetismo y la complacencia sensual.
Despertar o Nirvana
La iluminación o despertar de Siddharta Gautama se produjo a los 35 años de edad. Para entonces ya había descubierto que su camino era la meditación contemplativa.
Estando bajo la sombra de una higuera sagrada o bodhi, en la localidad de Bodh Gaya, Siddharta se sentó a meditar, prometiendo no levantarse hasta haber dado con el despertar, lo cual le tomó 49 días continuos. A partir de entonces se le conocería con el título de “Buda”.
Muerte de Buda
Según los textos escritos sobre su vida, Buda Gautama murió a los 80 años de edad, tras anunciar que alcanzaría el Paranirvana y escaparía a la rueda de la reencarnación (la sin mortalidad), para lo cual debería renunciar a su cuerpo mortal. Entonces enfermó y pidió una última comida, cuyos contenidos varían según la tradición consultada.
Antes de morir, sus últimas palabras fueron: “Todas las cosas producto de la voluntad son pasajeras. Luchemos con diligencia por liberarnos de ellas”. Tras su muerte, su cuerpo fue cremado y sus cenizas resguardadas en distintos recipientes o monumentos. Algunas de ellas existen en la actualidad.